Calendario de Haikus.
Cada uno de los haikus que configuran esta obra (uno para cada día del año) nos acompaña en disipar la bruma —la que nos es propia— a medida que leemos.
Por eso, en secreto, en el núcleo de cada haiku, la autora da espacio al brillo, ese que solo se desvela cuando las cosas y los seres ocupan el lugar que les corresponde, sin atropello, sin desplazamiento.
Entonces la emoción y la catarsis del haiku emite el orden, la precisión y la belleza que los configura.